José fue uno de los doce hijos de Jacob
y Raquel según el relato bíblico del libro del Génesis (Gen. 35:22). Fue el
hijo preferido de su padre y sus hermanos lo envidiaban por eso.
José tenía sueños
en los que predecía el futuro. Por ser el favorito (y quería
que fuese su sucesor), su padre Jacob le hizo una túnica de colores
que lo distinguía, y eso enfureció aún más a sus hermanos,
que buscaban una ocasión para vengarse.
Un día sus hermanos
llevaron a sus animales a pastar en un lugar lejano a sus tiendas. Al
pasar el tiempo y ver que no regresaban, Jacob envió a José a
buscarlos y ver que se encontraban bien. Sus hermanos, al ver
de lejos a José, planearon matarlo. Rubén, el mayor,
intentó convencerlos de que no era buena idea, pero cuando José
llegó lo arrojaron a un pozo de agua vacío y lo tuvieron atrapado
hasta decidir qué hacer con él. Al día siguiente pasó por ese
lugar una caravana de mercaderes que se dirigían a Egipto y los
hermanos de José lo vendieron como esclavo. De regreso con Jacob,
mintieron al patriarca diciendo que solo habían encontrado la túnica
de José, que mancharon con sangre de cordero para hacerle creer a
Jacob que había sido atacado y muerto por un lobo.
Jacob lloró la
muerte de su querido hijo desconsoladamente.
En Egipto fue
vendido y llevado a la casa de un oficial de la corte egipcia llamado
Putifar. Éste, al ver que José sabía leer y manejaba los números, le confió la administración de su casa. José se convirtió en su mano derecha.
José trabajaba mucho confiando en que Dios algún día le llevaría
de vuelta a su tierra con sus padres y hermanos. Con el trabajo
de esclavo José se convirtió en un joven fornido, y la esposa de
Putifar, que se quedaba en la casa cuando este salía, se fijó en él
e intentó seducirle. José se resistió, pero ella le acusó de
intentar violarla y le enviaron a la cárcel.
Allí interpreta
sueños de otros presos... ¡y luego se cumplen!. Más tarde, el faraón
tiene sueños extraños y se acuerdan de José. Le sacan de la cárcel
y visita al faraón, que le cuenta sus sueños de espigas y vacas
gordas y flacas. José los interpreta como 7 años de abundancia
seguidos de 7 de escasez y el faraón le nombra supervisor de toda su
casa y le casa con la hija de un importante sacerdote egipcio, Asenat, con quien tuvo dos hijos: Efraim y Manasés.
Más tarde, debido
al hambre, sus hermanos aparecen a comprar grano. José disimula para que no le reconozcan y
les pide que traigan al menor, Benjamín. Al final se descubre ante
ellos y acaban trayendo a su padre, Jacob, a vivir en Egipto el
resto de su vida.